Nació en San Luis, en 1820 junto al Regimiento cruzaron los Andes y se dirigieron a Chile. Ante la perspectiva de que la expedición ya partía hacia Perú, la Pancha preguntó a Dionisio su esposo y posteriormente al General San Martín sobre la posibilidad de pertenecer al regimiento. Fue aceptada. El honor de ser Granadero sería desde entonces lo que guiaría su futura vida. El cambio en “La Pancha” ya sin trenzas, con uniforme y el sable de Granadero en la cintura se hizo notorio. Pertenecer a los Granaderos no era ser un soldado más. “De lo que mis granaderos son capaces sólo yo sé; quien los iguale habrá, pero quien los exceda no”, dijo el General San Martín. Fue una heroína de la guerra de la independencia.